Ámalo u ódialo: recordamos a Kobe Bryant el día de su cumpleaños
Un 23 de agosto, exactamente como el de hoy, nacía Kobe Bryant, que justo en este día hubiera cumplido 42 años de edad. Un suceso que quizá habría tenido menor importancia si la leyenda de los Lakers siguiese entre nosotros, pero que desafortunadamente tenemos que vivir con una nostalgia especial, puesto que es el primer cumpleaños que pasaremos sin él tras su trágica muerte el pasado 26 de enero.
Puedes quererlo o no: él es Kobe Bryant
A estas alturas no queda nada que explicar acerca de quién era Kobe Bean Bryant, pero sí es interesante hablar sobre el legado que dejó uno de los jugadores más labrados de la historia del baloncesto dentro y fuera de la pista, y cómo todo lo que hizo dejó detrás de sí una sombra que ha influido en toda una generación de personas a lo largo y ancho del planeta.
El mejor ejemplo audiovisual para comprender de manera concisa lo que significaba Kobe y su sacrificada «Mamba Mentality» se encuentra en un no tan famoso comercial que realizó con Nike para el público de Asia, titulado en español algo así como «No me ames, ódiame»:
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En tan solo un minuto, podemos ver plasmada a la perfección la personalidad del 24 y una certera explicación a por qué tenía fans y detractores a partes iguales. Para Bryant, ganar no era un objetivo, sino directamente su mayor pasión vital, y fue por ello que construyó una ética de trabajo y un nivel de exigencia sobrehumano para sí mismo y su entorno que le llevó a situarse en lo alto del Olimpo del baloncesto.
La meta de ser el mejor de siempre fue un pilar fundamental en la confianza propia del exLaker, entendida más veces de las necesarias como soberbia por el resto del mundo. Y es que él era sobre todo eso: alguien que trabajaba duro para ganarse su posición, y por ello se veía con el derecho de mostrarse a sí mismo como el mejor, filosofía que siempre le mantuvo en el ojo del huracán.
El cumpleaños de Kobe Bryant, un ganador nato
Más allá de todas las estadísticas, los premios y esos grandes partidos que solo la memoria de aquellos que los vivieron pueden apreciar con detalle, Kobe Bryant nos dejó una historia de inspiración. Una historia en la que llevó al límite a quien consideraba necesario, en la que se enfrentó a más personas de las que seguramente él mismo habría querido, y en la que se esforzó más que nadie para reflejar una única cosa: su pasión.
Como él mismo dijo una vez: «lo que se queda es cómo usaste tu pasión para inspirar a otros a crear la suya».
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The Black Mamba es parte de la historia del baloncesto, pero su verdadera marca está en los corazones de aquellos que presenciaron su larga jornada al éxito. Y no por su dominio sobre la pista, sino por la manera en que se entregó a cumplir su mayor sueño, y que sirvió de inspiración para cientos -si no miles- de personas a creer en que ellos podían usar el mismo método para alcanzar sus objetivos.
Kobe ganó todo lo que se podía ganar, y por eso son tantos quienes le quieren. Pero antes de eso, enseñó indirectamente a aquellos a los que inspiró a odiarle primero por poner un listón de trabajo tan alto, y todo para dejar una sola lección: se puede alcanzar una meta por imposible que parezca si te esfuerzas más que el resto.
Quererle cuando triunfaba era sencillo, aunque si alguna vez quisiste hacer lo mismo que Bryant para ganar tanto como él, sabes que también era fácil odiarlo. Pero a fin de cuentas, la leyenda angelina nos enseñó que ningún sueño es demasiado grande, y por todo ese legado de inspiración que dejó para el mundo hoy queremos decir más alto y claro que nunca: Forever Mamba. Feliz cumpleaños ahí arriba, te echamos de menos.