La historia real del hombre que le pegó un puñetazo a un canguro para defender a su perro
La era tecnológica en la que vivimos ha resultado ser un desastre en muchos sentidos, es verdad, pero merece la pena resaltar los enormes beneficios -que son numerosos- que nos proporcionan Internet y las nuevas herramientas, que sirven para mantenernos conectados a unos con otros desde todas partes del mundo.
¿Qué haríamos nosotros, los apodados millenials, en nuestro tiempo de ocio si no tuviésemos a nuestro alcance el inmenso cajón desastre que es YouTube -y que son las redes sociales, en general? Sí, claro: leer, hacer deporte, escuchar música… ¡Tantas cosas! Pero es que la verdad, esto de YouTube, como muchos habréis comprobado, es una puerta abierta al mundo exterior que te absorbe en bucle y cuando te das cuenta estás viendo tutoriales de cómo meter una jirafa en el maletero.
Como sea, a veces el «mundo» al que nos da acceso Internet resume a la perfección la naturaleza humana: tan excéntrica, alocada, y llena de atributos random que nos hacen plantearnos hasta dónde llegará la humanidad -o cómo ha llegado tan lejos, también. El último vídeo en hacerse viral llega nada menos que de Australia, ya sabéis, ese país «donde casi todo te puede matar», según cuentan las leyendas.
Nuestros protagonistas de hoy son tres: un canguro, un perro y su dueño, que sin quererlo se han convertido en la sensación de momento a lo largo y ancho de la red. Antes de ahondar más en el contenido del clip y destrozaros la historia con un spoiler, dentro vídeo:
¡Suscríbete a The Medizine TV!
Ni idea de cómo p*ta mierda ha acabado el perro de este señor en manos de un canguro, lo que está claro es que al hombre no le falta valor para defender a su amigo de cuatro patas. Por lo visto, el vídeo fue grabado en junio cuando el hombre, identificado como Greig Tonkins, realizó un viaje con otros colegas a la región de Nueva Gales del Sur para ayudar a un amigo moribundo a cazar una presa que nunca antes había conseguido.
Según informa el Daily Mail , Tonkins podría tener problemas en su trabajo después de que esta misma semana el vídeo se volviese viral. Al parecer, es el cuidador de los elefantes en el Taronga Western Plains Zoo de la ciudad australiana de Dubbo, y a sus jefes eso de ver cómo le pega un puñetazo en la cara a un canguro no les ha debido hacer mucha gracia. Los responsables del lugar ya han anunciado que considerarán tomar las medidas oportunas, y que están trabajando con el Sr. Tonkins para entender cuáles fueron exactamente las circunstancias del enfrentamiento hombre-canguro.
Los acompañantes del australiano se apresuraron a defender a su colega después de que varios comentarios empezaran a incendiar las redes sociales. Algunos de ellos llegaban a insinuar que el encontronazo no había sido un simple puñetazo, y que seguro que después habían matado al canguro. Los presentes afirman que la única intención del golpe fue defender al perro y evitar que el marsupial la tomase con alguien más.
Marco Festa-Bianchet, un explorador de National Geographic que lleva años investigando a los canguros y biólogo en la Université Sherbrooke (Quebec), confirmaba a la revista que «el tipo ha sido muy afortunado porque el animal podría haberle matado«. Sin duda demostró valentía delante del bicho de dos metros, aunque viendo la cara que se le queda al pobre después del puñetazo, es casi natural que sean tantos los que han decidido saltarle al cuello al señor Tonkins.
A pesar de la brutal capacidad para viralizarse que ha demostrado tener este vídeo, muchos ya sabrán que no es la primera -ni seguramente la última- vez que un «combate» de estas características se lleva a cabo:
¡Suscríbete a The Medizine TV!
Aunque los más amantes de los canguros ya habrán observado que estos animales son más de liarse a patadas que a puñetazos:
¡Suscríbete a The Medizine TV!
Desconocemos qué sucederá con el puesto de trabajo de Greig Tonkins en adelante, pero algunos usuarios de Internet ya están advirtiéndole de las posibles consecuencias naturales de esta ya famosa batalla:
Por lo menos el australiano consiguió su objetivo: ayudar a su colega -fallecido la semana pasada- a cazar su última gran presa, aunque está claro que le está empezando a acarrear más problemas que alegrías.