#HoodStory (Capítulo VI): el cielo es el límite (Parte I)
El 16 de junio de 1971 nació, en East Harlem, Nueva York, un niño llamado Lesane Parish Crooks. Un mes atrás, su madre, Afeni, había sido juzgada por pertenecer a los Panteras Negras. Fue un verdadero milagro: resultó absuelta de más de 150 cargos. Y no solo Afeni era miembro de los Panteras Negras, si no también el padre y el futuro padrastro del pequeño Lesane.
Quizás por esos genes revolucionarios implícitos, su madre decidió cambiarle el nombre por el de un legendario líder revolucionario. Ya no existía Lesane Parish Crooks. Acababa de nacer Tupac Amaru Shakur, alguien llamado a definir y moldear una era.
La estrella del Oeste que nació en el Este
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Aunque en el imaginario colectivo, 2Pac brille como la gran estrella de la West Coast, la realidad es que, como ya hemos dicho, nació en Nueva York. Y es que sus primeros años de vida fueron una epopeya a lo largo y ancho de Estados Unidos, como si fuera parte de uno de esos grandes relatos americanos donde el protagonista tiene que pasar un primer viaje de iniciación.
Antes de llegar a Los Ángeles, ciudad que le encumbraría al estatus de leyenda, 2Pac viviría en Nueva York, Baltimore, Marin City y Mill Valley. Fue durante aquel periplo cuando Shakur comenzaría a absorber sus primeras influencias culturales, especialmente lo relacionado con la poesía y la actuación.
Pero aquel chico con una vena artística desbordante y una sensibilidad fuera de lo común, tenía que compaginar sus clases de arte con la dura vida de las calles. Mientras tanto, como banda sonora de esta dualidad, el rap comenzaría a dar voz a aquellas mismas calles. Fue en el rap donde 2Pac vio la salida a la difícil dicotomía entre el arte y la calle.
El ascenso
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2Pac lanzaría ‘2Pacalypse Now’, su primer álbum, en 1991. Si lanzamos una mirada de 360º a los discos que vieron la luz ese año, podemos ver, claramente, que algo estaba ocurriendo. Quizás fuera el espíritu de los tiempos, o, simplemente, un enorme paso adelante en el rap. Aquel año se lanzaron clásicos absolutos como ‘The Low End Theory’ de A Tribe Called Quest -a quienes debemos un capítulo en #HoodStory-, ‘Niggaz4life’ de N.W.A, ‘De La Soul Is Dead’, de De La Soul, etc… De hecho, la lista de álbumes históricos que salieron al mercado en 1991 es prácticamente infinita.
‘2Pacalypse Now’ no fue, ni por asomo, el mejor LP editado aquel año. Sin embargo, algo tenía aquel hasta entonces desconocido Tupac Shakur que hizo que todos los focos se posaran sobre él. Tanto es así, que Dan Quayle, vicepresidente de los Estados Unidos en aquel momento, se pronunció sobre el disco, y no precisamente para soltar halagos: ‘No hay razón para que se publique un disco como este. No tiene lugar en nuestra sociedad’.
La afilada visión sociopolítica de 2Pac comenzaba a calar en la sociedad americana. Pero no solo eso, si no también su estilo poético, con una concepción lírica y formal desconocida hasta entonces en el juego. Y, por supuesto, su apabullante carisma también ayudó a que la nueva estrella de la West Coast emergiera del anonimato.
Poco después llegaría su segundo álbum, ‘Strictly 4 My N.I.G.G.A.Z’, disco que supondría un poderoso paso al frente para 2Pac en lo que a repercusión musical e influencia se refiere. Pero el verdadero éxito aún estaba por llegar.
La consolidación, la controversia
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Cuatro años después de su aparición en la industria musical, 2Pac lanzaría su tercer disco, ‘Me Against The World’, y para muchos su auténtica obra maestra. A su vez, se convirtió en uno de los discos más rápidamente vendidos -240.000 copias en una semana- en la historia del rap. Y por si fuera poco, algunos de sus singles, con ‘Dear Mama’ a la cabeza, fueron de los más escuchado en todo aquel año de 1995.
Lo que antes parecía imposible ahora era una realidad. 2Pac se había convertido en una figura imprescindible para la población, especialmente afroamericana, estadounidense, así como en una leyenda viviente del rap. Era el ‘bad boy’ de los Estados Unidos, pero también el revolucionario, el poeta, el chico sensible, el actor, el incansable defensor de los derechos sociales.
Efectivamente, 2Pac jamás dejaría de ser una fiel encarnación de la dualidad, incluso en aquel momento álgido de su fama. Podía ser simultáneamente el ‘pandillero’ peligroso -con su característica bandana en la cabeza- que los medios querían vender con la demonificación del código ‘Thug Life’, pero también podía ser el elegante novio de Madonna, o el sofisticado maestro de la retórica que nos dejaban entrever sus entrevistas.
Y mientras su estatus de figura pública crecía, también lo hacía su discografía, con la salida de discos para la historia del rap y de la música popular como son ‘All Eyez On Me’ (primer álbum doble del género) o el emblemático y misterioso ‘The Don Killuminati: The 7 Day Theory’, sobre el que se han escrito y se seguirán escribiendo ríos de tinta.
Sin embargo, no todo era gloria en la vida de 2Pac. Los problemas judiciales, las controversias mediáticas, le perseguían allá donde fuera. Pero, aún más importante que aquello, pareciera que no pudiera despegarse de toda la violencia que le había acompañado durante su adolescencia. El ejemplo más claro es el tiroteo, en 1994, que Tupac sufrió en los Quad Studios de su natal Nueva York.
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Pero aquello solo fue el principio del fin. Mientras tanto, como un ruido sordo, la rivalidad entre la Costa Oeste y la Costa Este se magnificaba por segundos. Y el foco principal se situaba entre Death Row Records, sello de Suge Knight, y del que 2Pac era el artista estrella, y Bad Boy Records, fundado por Puff Daddy, cuyo eje artístico era Notorious B.I.G, protagonista y contraparte de nuestro próximo capítulo.
Fue este último el encargado de avivar el fuego, convirtiéndolo en un incendio sin retorno, cuando lanzó la canción ‘Who Shot ya?’, poco después del tiroteo a Tupac en los Quad Studios, algo que Shakur tomaría como un ataque personal: Biggie, su hasta entonces amigo, estaba involucrado en el mencionado tiroteo.
2Pac respondió, entonces, con ‘Hit Em Up’, quizás el ‘diss track’ más conocido en la historia del rap. La prensa, cómo no, se haría eco de esta rivalidad, lo que generó, como consecuencia inmediata, que tantos los oyentes como los artistas tomaran un bando en esta guerra que tan solo podía conducir a un final predestinado.
Este final tendría lugar el en Las Vegas, más concretamente en la intersección entre Flamingo Road y Koval Lane, el 7 de septiembre de 1996, donde 2Pac recibiría cuatro disparos. Después se hizo el silencio, un silencio que dura hasta nuestros días.
Pero esta es solo una de las partes de esta historia. Su reverso lo guardamos para la siguiente entrega.
Si quieres leer el anterior capítulo de #HoodStory puedes hacerlo aquí.