Es hora de ponernos serios y hablar de «La Haine» («El odio»)
Por muy fan que seas del género comúnmente conocido como ghetto, en la mayoría de esos filmes has procedido a su visionado debido al tema que tratan, al ambiente, la música y el contexto, y muchas menos porque además sean grandísimas películas. Los dos lo sabemos.
Pero siendo honestos y sinceros, y aunque nos duela que no sea lo normal, hay algunas de ellas que son realmente reconocidas y pasarán a la historia del séptimo arte como obras magnas del cine.
Mucho más allá de que toquen el tema de la supervivencia en el barrio y todas las posibles variaciones habidas y por haber.
«La haine» entra en el Olimpo de las películas sobre el barrio
«Los chicos del barrio», «Haz lo que debas» y «La Haine» entrarían dentro de ese distinguido grupo que están uno o veinticinco pasos por encima del resto. Hablamos de cine en mayúsculas cuya apreciación y valor ha sido sostenido a lo largo del tiempo.
Lo curioso con la que película que hoy nos ocupa («El odio», como se llamó en España)es que no sólo difiere con la mayoría de las de su segmento en que tiene un status mucho mayor como film, sino porque ni siquiera es de Estados Unidos. Obviamente todos sabemos que esta magnífica película es francesa.
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No en vano, Francia es un país rico y desarrollado pero -al igual que en la mayoría de países con este corte- eso es aplicable solo a los que están en la parte alta de la pirámide.
A los que les ha tocado nacer en los ghettos de París o Marsella como hijos de inmigrantes (en su mayoría) no te harían la misma descripción de su país como potencia económica, o al menos es algo que ellos ven cerca y lejos al mismo tiempo.
Una historia típica sobre el papel y brillante en ejecución
Dirigida por Mathieu Kassovitz (director de «Los ríos de color púrpura» o «Gothika»), «El odio» narra cómo tras una noche de intensos disturbios en un ghetto a las afueras de París, tres amigos hijos de inmigrantes son testigos de cómo otro colega es herido por la policía.
Con esta excusa (tristemente habitual entre los cuerpos de seguridad del estado y los jóvenes pobres) se nos contará cómo es un día normal en un barrio periférico de París, entre la pobreza, la violencia, la falta de ilusiones y la imposibilidad de ver un futuro esperanzador.
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Con una premisa previsible en el género en el que la incluimos, «La haine» no solo es una de las mejores películas de supervivencia en un barrio pobre, sino uno de las más destacadas cintas estrenadas en los noventa en todo el mundo. Se dice pronto, pero es la realidad.
Cruel, sincera, directa y poco dada a la sensiblería, el film de Kassovitz es una obra maestra atemporal que atesoraba una carrera cinematográfica más brillante de lo que finalmente fue para su realizador. Aunque ello no resta ni un ápice de calidad a la película que hoy tratamos.
Suponemos que eres un cinéfilo de pro y te la sabes de memoria. Si no es así en el fondo debemos sentir envidia, ver por primera vez «El odio» es un placer cinematográfico incomparable, como cada vez que uno se acerca a una genialidad artística de en cualquier formato.
La belleza perece en la vida, pero es inmortal en el arte.
Si disfrutaste de «El odio» seguro que te gustará leer nuestro artículo sobre «Set it Off».