«Los colegas del barrio»: la película más ghetto del ghetto
En la primera mitad de los noventa, el género ghetto (o películas que narran la problemática de los barrios pobres en Estados Unidos) fue una especie de boom. Del talento descomunal de realizadores como Spike Lee o John Singleton se unieron muchos otros que narraban historias similares con mayor o menos soltura.
No en vano, los noventa fueron el momento idóneo para que se aprobaran y financiaran tal tipo de producciones: el hip hop se había convertido en un fenómeno mundial con el que empatizaban millones de jóvenes y se había probado que películas de éste tipo funcionaban financieramente en todo el globo.
Y de tal moda -como era lógico- no tardaría en llegar una parodia y esa versión humorística de todos aquellos clichés no podía sino venir de los hermanos Wayans.
Solo los hermanos Wayans podían estar tras esta parodia
Y así fue. En 1996, Shawn y Marlon Wayans escribían la parodia más exagerada, explícita e irreverente posible sobre las películas que narran la supervivencia y el día a día en los barrios más pobres del país de las barras y las estrellas.
La película llevó el titulo de «Don’t Be a Menace to South Central While Drinking Your Juice in the Hood» en clara alusión a títulos conocidos del género que homenajea y toma prestadas cientos de ideas en tono de humor de filmes como «Juice», «Jungle Fever», «Malcolm-X», «South Central», «Semillas de rencor», «Haz lo que debas», «New Jack City», «Los chicos del barrio» o «Menace II Society» entre muchas otras.
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Como era de esperar siguiendo los cánones, la película cuenta la historia de cómo Ashtray es enviado a vivir con su padre a un barrio pobre.
Allí verá una realidad que desconocía entre su primo Loc Dog, las extrañas enseñanzas y consejos de su propio progenitor y de todo lo que rodea la vida en el barrio entre barbacoas, paseos en el coche, tiroteo, visitas a la tienda y el día a día en una zona deprimida de Los Ángeles. Por supuesto y como era de esperar, todo se complicará para Ashtray y su primo y acabarán metidos en un buen lío.
El día a día del ghetto en forma de hilarante parodia
La película funciona por muchísimos motivos: los protagonistas son creíbles (al fin y al cabo casi hacen de sí mismos), las parodias y homenajes encajan bien y se sacan de muchísimas referencias diferentes, el ritmo es endiablado y lo mejor de todo es que es tan descarada, explícita y desvergonzada que aún a día de hoy sigue llamando la atención en ese aspecto.
Ver la película veinte años después nos recuerda cuan violenta era la música rap y la vida en el ghetto a medidados de los noventa pero también nos sigue divirtiendo completa y absolutamente.
Una dirección aceptable de parte de Paris Barclay (que luego trabajaría en series como «Glee» o «Empire»), un casting de protagonistas con un carisma increíble y una historia basada en los tópicos del género aderezada con las burradas y exageraciones más grandes de la historia de las parodias de éste tipo. Clásico entre clásicos.
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