La obsesión por los grillz: un repaso completo a su historia y evolución

A pesar de que al pensarlo objetiva y fríamente eso de ponerse una dentadura de oro, oro blanco, platino o diamantes —o sea, grillz— es un poco surrealista, lo cierto es que lo hemos visto tanto en los últimos años (mejor dicho, décadas) que nos hemos acabado por acostumbrar.

Y es que no solo hemos visto a los rappers más atrevidos hacerlo, también a figuras comúnmente aceptadas por el público mayoritario como Kanye West, Madonna, Lady Gaga o Katy Perry.

Normalmente, el mundo del pop se apropia de las tendencias de la calle, del hip hop. Busca en él la autenticidad que le falta a los productos prefabricados de la música más comercial y los intenta envolver de genuinidad, pero en el caso de los grillz me temo que la historia viene de mucho, mucho más atrás.

Así que vayamos al inicio. Aunque de los últimos —muchos— años se habla del casi olvidado Nelly como el que hizo de los grillz algo mainstream, lo cierto es que ya en los ochenta, Slick Rick (el rey del storytelling y de la joyería) era un habitual de los grillz, pero para ser honestos y sinceros tenemos que irnos atrás, más atrás.

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Y no sólo un poco. Los primeros grillz (o lo que es lo mismo, fundas de oro para los dientes) datan del 2.500 antes de Cristo (hacedle llegar este dato al que se crea moderno y subversivo por llevarlos). Las mujeres etruscas y las mayas los llevaban por la misma razón que los rappers: como símbolo de status, dinero y poder.

Pero no solo eso, también fue una especie de moda para los filipinos alrededor del año 1.500. No solamente se trata de irnos tan al pasado y a géneros musicales, en países como Tajikistan o Uzbekistan han sido populares desde los años noventa hasta hoy.

Miles de años de historia de algo que hoy vemos como rompedor, aunque siempre han representado lo mismo: poder.

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Lil Wayne reconoció a Jimmy Kimmel que los suyos valían algo más de 150.000 dólares, es decir: lo que vale un piso o una casa no muy grande. Y ahí tenemos el secreto de su éxito y de que sean algo que ha sido llevado por miles de años: poder demostrar tu capacidad económica con solo abrir la boca.

En realidad, la expansión de los grillz ha sido por la misma razón que las de cualquier otra joya exagerada e hiperbólica. Y es que no hay nada más caro que uno pueda llevar encima que el oro, el oro blanco o los diamantes.

Simple y llanamente por eso: en un género ostentoso como el rap y con unas reglas físicas donde uno no puede llevar colgado su Lambo o su casa, la joyería representa la muestra más absoluta de éxito.

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La cantidad de artistas que fardan de grillz a día de hoy es tan extensa que apenas merece la pena recapitular: algunos los lucen en el día a día y otros solamente para ocasiones especiales… Tekashi, Travis Scott, los miembros de A$AP y Migos, Trippie, Lil Yachty: la lista es sencillamente interminable.

Para que se hagan una idea, hasta Rosalía, la artista más mainstream de nuestro país, los enseña de vez en cuando (véase el clip de ‘A Palé’, entre otras tantas demostraciones). Aunque, evidentemente, los suyos no son ni de lejos los más lujosos y extravagantes que hemos visto.

De ese modo, mientras la música urbana siga proviniendo de las clases más desfavorecidas, los grillz y el uso de joyas no desaparecerán. Y no lo harán por una razón tan sencilla que la demostración del éxito mediante la capacidad económica de aquellos que la han pasado canutas. Todo existe por una razón y los grillz tienen la suya.

Eso sí, ahora ya sabes que los grillz ni son un invento moderno ni realmente rompedor.