Review del esperado documental «Diddy: The Making of a Bad Boy»

Desde la detención de Sean «Diddy»Combs –aunque en realidad fue desde antes– se han estrenado y se han anunciado varios documentales y series documentales sobre el ascenso y la caída de uno de los tipos que más dinero ha hecho con el hip hop en toda su historia.

El portal TMZ ha realizado varios documentales de nivel medio e incluso 50 Cent anunció una serie documental sobre el que fuese su amigo. No mucho después supimos que la todopoderosa Netflix emitiría la producción del de ‘Get Rich or Die Tryin’.

Y, con excepción del de 50 Cent, el documental más esperado (y quizás más ambicioso) es «Diddy: The Making of a Bad Boy», producido por Peacock y recién estrenado en Estados Unidos.

Una vez visto el documental, lo cierto es que es, con mucha diferencia, el mejor y más ambicioso de todos los que se han hecho sobre el magnate neoyorkino caído en desgracia.

Con interesantes imágenes de archivo y con la aparición de algunos de los mejores amigos de la infancia de Diddy, así como distintas personas que han trabajado con él a lo largo de los años, el documental narra la vida del empresario y artista desde una niñez en la que sufrió el bullying hasta su éxito económico y su posterior caída a los infiernos.

Son llamativos también detalles como que el de Bad Boy siempre ha dicho que es de Harlem, aunque en realidad se crió en una casa de gran tamaño en el norte de Mount Vernon, en una zona acomodada.

Desde su llegada a la universidad, sus (polémicos) inicios como promotor de fiestas, sus inicios en Uptown Records y su fundación de Bad Boy Records (para el que se le adelantaron 55 millones de dólares), «Diddy: The Making of a Bady Boy» es la fotografía general más completa de Sean Combs hasta el momento, al menos en formato documental.

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Por supuesto, en el largometraje aparecen algunas de la teoría de la conspiración que han acompañado a Combs en los últimos años, como los extraños fallecimientos a su alrededor (como el de su ex, Kim Porter) o el coma de Al B. Sure, marido de Porter.

Más allá de las suposiciones, que el propio documental subraya que no están probadas, estamos ante algo menos de dos horas de la creación de un tipo inseguro llamado Sean, que se inventó el apodo de Puff Daddy y que, mediante ese personaje, lo logró todo en la música y en los negocios.

Curiosamente, fue ese mismo poder económico el que hizo que perdiera la perspectiva y tirara todo por la borda, aunque será en el juicio (fechado para mayo de este 2025) cuando podamos sacar las verdaderas conclusiones.

De cualquier modo, un documental muy recomendable para cualquiera que quiera saber mucho más sobre la destacable trayectoria profesional de Diddy y su supuesta deleznable transformación en alguien sin escrúpulos y carente de emociones. Notable.