Análisis sobre el uso de letras de rap como pruebas en un juicio
Las detenciones de Young Thug y Gunna por crimen organizado han sido el tema principal de debate en el mundo del rap en los últimos días. Como era de esperar, 6ix9ine (un tipo que ha tenido beefs con todo el mundo, desde Lil Durk a Fivio Foreign) no ha dudado en mofarse de Young Thug en sus redes sociales , posteando unas fotos del de Atlanta con pintalabios y las uñas pintadas.
6ix9ine decía que Thug «ya puede ser él mismo», refiriéndose a su estancia en prisión y a las relaciones homosexuales que allí se suelen llevar a cabo. El neoyorkino también añadió: «En la cárcel se van a volver locos por el hermano».
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Aunque 6ix9ine asegura que el hombre vestido de mujer de sus imágenes es Young Thug, lo cierto es que la información no está contrastada. Ni estamos ya en épocas de hacer bromas absurdas sobre la orientación sexual de la gente y cómo les dé la gana vestirse, pero eso ya es otra historia.
Sea como sea, Tekashi aprovechaba las fotos para hacer saña retrógrada sobre el gusto de su enemigo en ropa femenina (véase la histórica portada de ‘Jeffery’). Aunque Tekashi frivoliza con todo esto, lo cierto es que la situación de Thug y Gunna es preocupante y podría sentar un precedente en usar las letras de rap como prueba judicial.
No porque sea la primera vez, sino por ser el caso más relevante y mediático.
¿Es justo y honesto usar las letras de rap como pruebas en un juicio?
Las cosas como son: lo cierto es que juzgados en la mayoría de estados de Estados Unidos ya han usado letras como prueba contra un artista. La primera vez fue en el caso del estado de Nueva Jersey contra Skinner, en 2014. Se usaron letras del artista, en los que hablaba de un supuesto asesinato, en su contra. Tras oír lo que decía en sus canciones Skinner, el jurado falló en su contra, aunque la canción había sido escrita años antes del tiroteo en el que estuvo implicado.
Cada vez ocurre más. Hace solo un mes, el estado de Maryland usó un verso de Lawrence Montague como supuesta prueba del asesinato de George Forrester. Montague rapeó por teléfono desde la cárcel, la llamada fue grabada (como siempre en esta situación) y el Estado la introdujo como prueba de su supuesto reconocimiento de culpabilidad. Lawrence fue sentenciado a quince años de cárcel por asesinato en segundo grado y uso de arma de fuego en un crimen con violencia.
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La cuestión es más complicada de lo que parece. La romantización de la violencia como narrativa en algo habitual en el hip hop, hasta el punto de que, si no hay un pasado criminal, este se inventa en las canciones. Incluso algunos de los raperos denominados como gangsta (ya saben, subgénero basado en un estilo de vida violento y ajeno a la ley) ni siquiera han sido detenidos en su vida. Esto no quiere decir que la violencia no sea algo inherente al rap, por desgracia, sino que, en numerosas ocasiones, las letras son algo meramente creativo sobre unos hechos que pueden no haber sucedido nunca.
Sin embargo, esto choca con la primera enmienda de la Carta de Derechos de Estados Unidos, que habla clara y explícitamente sobre la libertad de expresión. Por ello, grandes nombres de la industria como JAY-Z y Meek Mill están luchando para que las letras de rap no sean usadas como prueba en los juicios. A estos dos artistas se les han unido muchos otros como Fat Joe, Big Sean, Yo Gotti, Kelly Rowland, Killer Mike o Robin Thicke, que firmaron la carta «Rap Music on Trial» («Música rap en los juicios») y que ha logrado ya los primeros pasos para ser votada en el Senado.
JAY-Z, Meek Mill y muchos otros intentan que las letras no cuenten como pruebas
En España, aún salvando las distancias, se vienen a la cabeza los nombres de Pablo Hasel (cumpliendo condena en la actualidad) o de Valtònyc, que vive fuera del país para no tener que entrar en prisión.
Claro que los dos artistas nacionales no están en esa situación por supuesto asesinato (suele ser el caso más habitual en Estados Unidos, aunque recordemos que los principales problemas de YSL son con la ley RICO).
Hasel está en prisión por enaltecimiento del terrorismo, por agredir a un periodista y por agredir a un testigo en un juicio contra un Guardia Civil, y Valtònyc está retenido en Bélgica hasta que se aclare su caso por enaltecimiento del terrorismo, apología al odio ideológico, incitación a la violencia e injurias a la corona. En ambos casos, las letras de sus temas han sido algo esencial para juzgar sus situaciones.
Sin embargo, la violencia e incluso el asesinato ha sido algo habitual en las canciones de todos los géneros, incluyendo ejemplos en el pop como en ‘Helter Skelter’ de The Beatles o ‘Bohemian Rapsody’ de Queen, por usar dos clásicos accesibles. Es por ello que en Estados Unidos muchos han calificado de racista el hecho de poder usar letras de canciones como pruebas judiciales.
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Por otro lado, bien es cierto que el hip hop es uno de los pocos géneros musicales que se vanagloria de ser violento en muchas de sus canciones. Aunque el debate es complejo: pobreza, exclusión, desesperación por sobrevivir, facilidad para conseguir armas y una sociedad que valora el éxito económico a cualquier precio como meta ineludible.
Quizás no se debería culpar al rap, y hacer un análisis más honesto y doloroso, aunque eso incluya la autocrítica: el género musical cuenta la desesperación, la violencia y una realidad que existe en Estados Unidos, pero no es culpable de crearla.
Al final, quizás se trata de una historia que nos suena: señalar la luna y quedarnos mirando el dedo. Eso no exime de ninguna culpabilidad a los que hayan cometido atroces delitos, faltaría más, pero si solo frivolizamos con el género musical y no con la realidad subyacente, entonces estamos eternizando un problema que persiste desde hace décadas en el país de las barras y las estrellas.
Puede que tú también te lo hayas preguntado: ¿acabará algún día la violencia en el rap?